viernes, 25 de marzo de 2011

Repito, dame tu facebook...

Repito, no, gracias.

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Dicen. Vamos a comprobarlo.

El otro día dije que alucinaba con la obsesión que tiene la gente con querer ser tu amigo en facebook (y de nuevo repito, llámalo facebook o llámalo equis...) 

Aún recuerdo cuando empecé mi andadura feisbukiana, previo e imprescindible paso por el mundo tuentitero durante mi más tierna juventud (la primera, la juventud, se entiende).
Recuerdo que no me gustaba nada. Entre otras cosas, solo estaba en inglés (sí, no pongáis esa cara, aunque ahora no queráis reconocerlo, en aquel momento eso nos tiró pa'atrás a más de uno y a más de dos...), y además mis más amigos de mi más tierna juventud pasaban su vida virtual en Tuenti. Por lo que mi entrada en Facebook fue lenta, pero segura. Vamos, como todas las cosas buenas de la vida...

Ahora, en Facebook me pasó algo que no recuerdo que me pasara en Tuenti, aunque no encuentre lógica alguna para ello. Me empezó a "solicitar amistad" (...) muchísima gente. Gente que hacía años que no veía (esta parte incluso me hace ilusión), gente que no conocía ¿?, gente que solo conocía de vista ¿?, gente que conocía, pero con la que no tenía ningún tipo de relación ¿¿??, gente que conocía, con la cual tenía relación, pero ésta no era especialmente buena ¿¿¿???

El caso es que yo, en mi profunda inexperiencia por el nuevo mundo (y encima en inglés! ojo!) iba aceptando todas mis "solicitudes de amistad". Quizá en español no hubiera aceptado tantas... Quizá si hubiera entendido lo que quería decir "Friend request" no le hubiera dado a todo "Yes", así como cuando durante mi segunda juventud (que todos conocéis...) solía decir "Sí", "Yes", "Oui" fuera en el idioma que fuera a todas las cervezas que me proponían. Fueran cuantas fueran. Pues así.

Pero así fue y así mi lista de amigos llegó a ser numerosísima. Nunca he tenido problemas con eso. Es decir, no es que llegara al punto de que me salieran amigos por todas partes como al chico de los Donettes, pero tampoco me ha ido mal. Soy una persona más que sociable. Es así. Qué le vamos a hacer. Así que cuando empecé a tener un poco de cabeza (al menos un poco más que en mi más tierna juventud) hice lo que toda persona con un poco de cabeza hubiera hecho. Un filtro. Un buen filtro. Reconozco que yo soy del tipo de persona que comparte en Facebook muchas, muchísimas cosas. Te podrá parecer mejor, te podrá parecer peor, pero es así y es mi facebook. Es mi "pasen y vean" particular.

¡Ojo! Respeto mucho, muchísimo a la gente que está encantada de compartir su vida con miles de personas y cuantas más mejor. Lo respeto, pero no es mi caso. Y como no lo es, hice el filtro. Y bueno, ¿Qué has hecho? Me vuelvo a acordar del chico de los donettes "Haz un filtro y te saldrán enemigos con mensajes de indignación y cabreo por todas partes". En serio, si no lo habéis hecho os recomiendo que lo probéis. Es divertidísimo. Aparte de increíble.

Querido "enemigo", te cuento. Si te quito de mi lista de "amigos" en una red social no es porque me caigas mal. No es que tenga nada contra ti. Simplemente es que probablemente no seamos amigos y de la misma forma que seguramente no tenemos ningún tipo de relación fuera de Facebook, ¿Por qué íbamos a tenerla en Facebook? No lo entiendo.
Si tenemos que ser amigos, seámoslo en la vida real que es como realmente (como su propio nombre indica) se conoce a las personas. Y por lo otro, tranquilo. Eso vendrá solo.

Lo dicho, reconozco que he hecho más de un filtro en esta vida y os recomiendo que lo probéis. Pero, también reconozco que probablemente debería hacer alguno más y de momento no me animo. Quizá sea porque mi cupo de enemigos está lo suficientemente cubierto como para que todavía no me hayan entrado ganas de que me vuelvan a salir por todas partes, por muy divertido que esto pueda llegar a ser. Y os aseguro que lo es.

martes, 22 de marzo de 2011

Dame tu facebook...

No, gracias.

Alucino con la obsesión que tiene la gente con querer ser tu "amigo" en Facebook (llámalo facebook o llámalo equis... Me refiero a cualquier red social).

Ayer nos dio clase una persona que trabaja en Tuenti y estuvimos toda la tarde inmersos en la locura de las redes sociales. Clasificamos a la gente en grupos según su participación en las mismas. Yo creo que, fácilmente, entraría en los "Adorer" o "Heavy users". No me avergüenzo, no pasa nada. Que las redes sociales han sido un boom no es un secreto para nadie. Que cada vez más gente pasa más tiempo en ellas, tampoco. Que nos gustan, que nos divierten, que nos entretienen, le pese a quien le pese, es un hecho.

Las redes sociales se han ido convirtiendo, poco a poco, en plataformas que las personas utilizan para comunicarse entre sí. Esto está muy bien (a mi me lo parece), pero me alucina cuando escucho que hay casos en los que la gente habla más online que offline ¿Adónde vamos a llegar? Este no es mi caso, no por nada. Como ya os he dicho me considero, fácilmente, una "Adorer" o "Heavy user", pero los que me conocéis bien (y no tan bien... En realidad no hace falta conocerme bien para saber esto...) sabéis de sobra que con lo que hablo esto sería prácticamente inviable...

Bueno, a lo que iba, que me lío con mi característica forma encantadora de liarme cuando empiezo a hablar y no llego a donde quiero llegar.

Tuvimos otra clase, el nombre de la cual no recuerdo debido a mi corta memoria, en la que estuvimos debatiendo el por qué del éxito de las redes sociales. Fue bastante interesante porque, si te pones a pensarlo, no se entiende mucho por no decir nada. Nuestra sociedad siempre había tendido hacia el individualismo, al "yo, me, mi, conmigo", a la auto-suficiencia... Y, de repente, empiezan a aparecer las diferentes redes sociales y se convierten en un boom. Algo está pasando. Algo nos estamos perdiendo.

Meterte en una red social, es como volver a salir a la plaza del pueblo, es un "pasen y vean" y lo peor es que te suele gustar que la gente pase y vea. Repito, algo está pasando. Es evidente que ésta no es la misma sociedad que tendía al "yo, me, mi, conmigo".

Nos explicaron aquel día, que habíamos llegado al límite del individualismo. Y una vez llegados al límite, volvimos a necesitar comunicarnos unos con otros, volvimos a necesitar relacionarnos, volvimos a necesitar compartir, opinar, participar, volvimos a necesitar formar parte de algo. Así como cuando formas parte de un pueblo en el que la gente te conoce y cuando pasas por la plaza pueden decir "Ese es de fulanito" (haciendo referencia al mítico "¿Y tú de quién eres?") Pues así. Eres de alguien. Eres de algo. Y eso nos gusta. Al menos, de momento.

Parece que en las redes sociales hemos encontrado todo eso que habíamos ido perdiendo. Parece.

Lo que sí que está pasando, es que estamos asistiendo a una sobrecomunicación. Porque, no sé vosotros, pero yo hablo por gmail, facebook o leo diariamente tweets de gente a la que veo todos los días. No, claramente esto no es nada necesario. Pero aún así, lo hacemos. Nos entretiene. Nos divierte. Nos distrae. Nos gusta. Otra vez.

Como decía antes, de momento nos gusta. Pero, sinceramente, me gustaría saber cuanto tiempo más nos va a seguir gustando.



"Cuando alguien habla demasiado,
sus palabras suenan sin oírse."
Konrad Adenauer