jueves, 24 de febrero de 2011

Lata latina

Tengo que confesar algo. Bueno, seguramente tengo más de un algo que confesar, pero este algo en concreto me da pie para empezar el post. Soy adicta al poleo-menta. No sé cómo ni cuándo pasó porque nunca he sido muy de infusiones, pero pasó. Pasó hasta el punto de que alguien llegó a llamarme "la tonta del poleo". No me importa reconocerlo. Es más, gracias a aquel ingenioso sobrenombre estos días me ha venido a la cabeza, así como por arte de magia, otro más acorde con los tiempos que corren. 
Y no es porque ya no sea adicta al poleo. No. Lo sigo siendo. Solo que ahora me están pasando cosas. Muchas cosas. Cosas que me han hecho pensar que podía ser un buen momento para auto-cambiarme mi tan acertado sobrenombre. 

Desde hoy, y con vosotros, 14 fieles seguidores (Sí, habéis leído bien ¡14! ¿Veis? ¡Lo que os decía! El número sigue disparándose de forma escandalosa... ¡Una barbaridad! ¡Un sinsentido! ¿Dónde quedó aquel triste DOCE?) por testigos, reconozco que estas semanas he sido "la tonta de las entrevistas".
Como ya sabéis, ando encantada con mi segunda juventud. Pero, entre nosotros, ya tenía ganas de empezar a hacer algo productivo con mi existencia. Repito, entre nosotros.

Siguiendo el procedimiento lógico en estos casos, envié como milquinientos currículums (para los de la Logse: Es una forma de hablar, evidentemente no fueron tantos... Aproximadamente serían unos milcuatrocientosnoventaynueve) y para mi sorpresa, teniendo en cuenta lo mal que están las cosas, me llamaron... ¡Qué ilusión la primera entrevista! Que si qué me pongo, que si cómo me comporto, que si será mejor hacerme la simpática, que si será mejor que me vean seria, que si me pongo mi o'clock amarillo (del cual confieso estar locamente enamorada) o será muy cantoso (¡Qué demonios! Soy de diseño, ¡Qué se vea! Para al final terminar quitándomelo...) 

En fin, como decía... ¡Qué ilusión la primera entrevista! 

Pero debe ser que mi currículum tiene muy buen karma (lo sé, algo totalmente inexplicable. Yo también sigo dándole vueltas. Quizá sea todo el buen karma que me falta a mi, ¡Quién sabe!) porque después de la primera entrevista llegó una segunda, a la que siguió una tercera, y una cuarta que correspondía a una continuación de la segunda, y una quinta que llegaba de nuevas, igual que la sexta y hasta ¡una séptima! (y probablemente alguna que me haya dejado olvidada por el camino porque mi memoria no da para más). 

Llegó un punto que en casa perdimos la cuenta de las entrevistas y se produjo una situación bastante cómica cuando Julia (Sí, la misma. La dueña de mi perra a la que hay días que quiero matar) asombrada porque tuviera mi quinta entrevista en apenas un par de semanas comentó en la mesa "¿En serio? ¿Tienes otra entrevista? Pero si ya has hecho como cinco", a lo que mi padre (los padres, esas personas que están siempre a tu lado apoyándote tanto en los buenos momentos como en los malos) muy acertadamente contestó "Sí, pero no tiene 5 trabajos". Sí, mi padre. Animándome, a su manera, pero animándome que al fin y al cabo es lo importante.

Así que muy animadamente seguí mis entrevistas, una tras otras, sin prisas pero sin pausas y con las mismas dudas que me asaltaron en la primera... Que si qué me pongo (he llegado a tener hasta un vestido que más de una bautizó como "el vestido de las entrevistas" ¿Dónde vamos a llegar?), qué si cómo me comporto, que si será mejor hacerme la simpática y el largo etc. que sigue. En serio. Ha sido toda una experiencia. Creo que después de las horas invertidas en estas semanas me he ganado a la fuerza el título de experta en entrevistas y como experta que soy, os daré consejos y contaré anécdotas más que curiosas en otro post.

De momento el lunes empiezo mi nueva andadura profesional en la agencia de publicidad lata latina. La primera vez que me llamaron entendí "La latina" y a mi madre le dio un fritango y casi no me deja ir a la entrevista al grito de "¡Lo que te faltaba! ¡Trabajar en La Latina!". No mami, eso tampoco estaría mal. Pero no. 
Creo que en lata latina voy a estar más que a gusto y, sobre todo, estoy más que contenta. Y, lo que es aún mejor, ¡Por fin se terminaron las entrevistas! Al menos durante los tres próximos meses...




"Si tu trabajo no supone una diversión, trabaja lo indecible para divertirte."
No sé de quién es



viernes, 18 de febrero de 2011

Doce

Cuando empezaba a pensar que esto de tener un blog era más divertido de lo que creí en un principio, me he dado cuenta de que llevo unos días sintiendo un "no sé qué" (de esos de los míos) que no sé ni como explicar (me suele pasar), pero que no es un "no sé qué" positivo ni de lejos (esto me resulta familiar...) 


El caso es que creo que es algo parecido a un ligero cargo de conciencia (ligero, pero cargo de conciencia al fin y al cabo) por no haber escrito en los últimos doce días. Doce. Que se dice pronto, pero son doce días. Con sus noches. Doce días. Y no me gusta. De hecho no me gusta nada. No solo tengo que hacer un blog, sino que además tengo que sentir cargo de conciencia por no mantenerlo todo lo actualizado que debería. O, más bien, todo lo actualizado que me había propuesto. Lo dicho, no me gusta. 


Eso sumado a la presión que me está generando que el número de seguidores se haya disparado de manera escandalosa en los últimos tiempos. Nada más ni nada menos que ¡de cero a doce en menos de un mes! Doce, otra vez. Lo mismo. Se dice pronto, pero son doce seguidores. Con sus nombres y sus apellidos. Doce. Una barbaridad. Un sinsentido. 


No es que tenga mucho más que decir esta noche. Sí, es viernes. Sí, son las dos de la madrugada. Sí, estoy en Madrid. Y sí, la noche es joven y yo también. Sí, todo eso lo sé y aún así aquí estoy escribiendo este post. Sí, yo también puedo sentirlo. Hay algo que no va bien. Debe ser este maldito cargo de conciencia.


Seré sincera. No siempre voy a tener cosas interesantísimas que contar aunque ya os tenga acostumbrados a ello. Así que este post lo escribo egoístamente por mi, para poder dormir más tranquila esta noche. Bueno, por mi y por mis doce seguidores. Incondicionales seguidores que ahí se mantienen impertérritos (para los de la Logse: Impertérrito, que no se asusta ni se altera por nada) a pesar de la escasez de letras en los últimos doce días. No sé si yo hubiera aguantado tanto. Por ello, doce veces gracias y doce besos de buenas noches.




"Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo."
Marco Tulio Cicerón

lunes, 7 de febrero de 2011

Eso 2.0

Llevo mucho tiempo queriendo ponerle nombre a eso. Numerosas situaciones en las que he tenido (y tengo) que aguantar eso. Muchas veces las que he odiado eso. Llevo mucho tiempo queriendo ponerle un nombre y por fin lo he encontrado. Lo he encontrado gracias a un artículo que debido a mi desastrosa (aunque encantadora) forma de hacer las cosas, no encuentro. Cómo odio eso. Pero bueno, vayamos de uno en uno, que se me acumulan los odios. El nombre que mejor describe eso es, sin lugar a dudas, Mala educación 2.0 (aquí me encantaría poder enlazar aquel artículo... Definitivamente odio no poder hacer eso).

Desde que llegué a Madrid, empecé a estudiar lo que estudio y me empecé a juntar con los diferentes ruinas, grecas y frikis que me junto, estoy frita con eso. Sé que no soy la única, sé que más de uno cuando me lea se sentirá identificado con lo que siento (aunque somos los menos), igual que sé que más de dos y de tres (si es que hay tanta gente leyéndome) se sentirán totalmente descritos en este post. 

Si tú eres uno de los que te sientes descrito, deberías saber que si quedo contigo a tomarme un café, una cerveza, a comer, a cenar, a dar una vuelta, a esto o a lo otro, no puedo saber si nos gustará el café, si una cerveza llevará a otra (...), si comeremos bien, si la cena saldrá cara o si esto o lo otro será divertido o aburrido. Pero hay algo que te aseguro que sí sé. Sé que quiero estar contigo. Es así de simple. Quiero estar contigo, no con tus conversaciones de chat, no con tus emails, no con tus tropecientos "amigos" que tienes en facebook, twitter o en las diferentes redes sociales que sueles frecuentar. En serio, sólo quiero estar contigo. Es así de simple y (por lo visto) así de complicado a la vez en la sociedad que vivimos actualmente. 

Ya no nos vale con estar conectados solamente desde el ordenador. Ahora tenemos que estar conectados todo el tiempo, a todos los sitios y desde cualquier lugar. La famosa revolución de Internet móvil. Lo cual está fenomenal. Está claro que no vamos a volver a las cuevas de Atapuerca a comunicarnos mediante pinturas rupestres. No, tenemos que avanzar al ritmo que avanza la tecnología. Es decir, a un ritmo vertiginoso. Y repito, está fenomenal, mola, es para flipar, vamos... supercalifragilisticochachipirulimegaguay, siempre y cuando no me hagas odiarlo. Me explico, ya sea tanto por temas de trabajo como de ocio propio (que es igualmente válido), el uso constante de Internet en el móvil debería estar limitado a los momentos que pasas solo (para los de la Logse: Solo, contigo mismo, no conmigo ¡ojo! No es lo mismo). Solo o con más gente, pero con la que estés compartiendo lo que sea que estés viendo.

Lo contrario es precisamente eso que odio tanto y que gracias a aquel artículo que estará en algún lugar (¿?), bautizo desde ya con el nombre de "Mala educación 2.0".
Al hilo de todo esto, esta semana me encontré con esta "medio idea, medio campaña, medio movimiento" que sirve para dar a entender a los demás que has apagado tu móvil para prestarles atención. Gracias. Si quiero estar contigo... qué menos, ¿no?

Aquí os dejo el vídeo de presentación para que juzguéis vosotros mismos. A mi, personalmente, me encantaría tener varias servilletas de esas para poder ofrecéroslas muy amablemente cuando estemos tomando un café, una cerveza, comiendo, cenando o haciendo esto o lo otro... Además, las servilletas llevan fibras de plata en su composición que bloquean las llamadas entrantes. ¡Ya veréis qué divertido!

Y para terminar voy a hacer uso del hashtag #yoconfieso (para los no-usuarios de Twitter, independientemente de la Logse: hashtag es una etiqueta que se le pone a un tweet para poder clasificarlo por un determinado tema). En este caso vendría a ser algo así como "Desde hace un par de semanas, llevo una bb (BlackBerry) #yoconfieso".

De momento lo confieso, pero no sé si termina de gustarme. Después de dos semanas, no sé si me acostumbro a que tus contactos den por hecho que estás en línea 24h. En serio, hay momentos en los que quiero estar sola. Y en los que, por el contrario, quiero compañía o comunicarme con alguien, prefiero escuchar tu voz o el sonido de un mensaje, que estar chateando. Lo dicho, no sé si me acostumbro. Mi opinión, he dicho. Y dicho esto, solo me han quedado ganas de perderme un par de días por algún recóndito lugar en el cual no exista eso de estar en línea.



"Para hacerse comprender lo primero que hay que hacer con la gente es hablarle a los ojos."
Napoleón